Dilo y tal vez lo recuerden, Escribelo y si lo olvidan volverán a leerte.

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viernes, 24 de mayo de 2013

No es lo mismo

No es lo mismo
Rosario del Carmen Flores Vallejo

Era el año 2000, cerca de la fecha de mi diablo número nueve, tiempo en que me encontraba caminando por el centro comercial.De entre los estantes de una librería de anuncios característicos, los bordes amarillo canario mírame a fuerzas, y un curioso chico con una seña particular en la frente, delgado y de cabellos alborotados, montado en lo que parecía, en un primer vistazo, ser alguna clase de bestia mitológica, captaron mi atención, y la de una generación entera desde el momento de su primera publicación en 1997.

Fue así que en ese año Harry Potter llego a mi bolsillo. Y J.K. Rowling escurridizamente, entre sus líneas y geniales descripciones de escenarios lúgubres y sombríos, pero a la vez mágicos (típicos de la casa de la reina), planteara no solo la trama central en torno a la rivalidad y pelea a muerte entre Harry y el que no debe ser nombrado, sino que indujera en mí, alguna especie de poción soporífera de mandrágora, para hacerme soñar con una historia que sentí era una gota de agua con la mía, solo que ambas (cabe aclarar) dan un reflejo totalmente diferentes.

Como pan caliente, los libros de la serie ocuparon los aparadores de todas las librerías, y por supuesto los primeros lugares en ventas de todo el mundo; y la autora, que hasta hace un tiempo trabajaba de mesera en un café de Londres, ¡faltaba menos¡, se hizo acreedora al reconocimiento mundial a través de numerosos galardones, por dejar su corazón en sus escritos; y cual llave, permitió que cualquier lector, experto o no, abriera las puertas de la imaginación.

Dos años posteriores mi descubrimiento de Harry Potter, otro acontecimiento me dejo sin habla: Seria el estreno en el cine de La piedra Filosofal (el primer título de la serie). Emocionada, con palomitas y con grandes expectativas (como debe ser) acudí a las salas de proyección de mi preferencia: ¡Luces, cámara, acción!

Al término de la función, cerca de una hora y media después de mi entusiasta entrada, un sentimiento de vacío y decepción invadió mi ser. Inmediatamente busque mi celular, con el típico método de inspección rápida empleado en los clubes nocturnos; y palpando velozmente todos los compartimentos de mi indumentaria, empezando por los bolsillos de mis jeans, me tranquilicé porque no lo había perdido.


En el libro habían tres centauros…y no sólo uno


Pero, no me calme del todo; esto de buscar el celular, lo hice pensando que dicha desesperación que experimente se debía a que algo importante faltaba, como si hubiera perdido algo al término de la película.

Unas horas después identifique la causa de mi malestar: “No es lo mismo”, dije refunfuñando cuando llegue a casa; y tratando de justificar mis argumentos leí de nuevo las palabras de la autora, esas que me cautivaron. Me di cuenta que el costo de ajustar un libro a un filme cinematográfico, de tiempo y presupuesto restringido, va más allá del valor de estos dos últimos conceptos. La trama si sigue siendo, en un sentido muy general La trama; los personajes son los mismos, diálogos adaptados, el chico gana, y la historia queda en suspenso para dar continuidad en la segunda publicación; pero donde queda lo que yo vi, esos paisajes y las situaciones, el arreglo y las expresiones y gestos que vislumbre. Digo, no soy crítica de cine, mucho menos se de las complicaciones y todos los aspectos técnicos que involucran la preparación de cada escena de la película: tampoco critico a Hermione, mucho menos a Ron, ni la de ningún miembro del reparto, simplemente me limito a decir que  No es lo mismo.

El ser humano, cada uno es su respectiva cosmovisión tiene una manera de representar la realidad, que es una suma de todas las realidades del grupo donde se desarrolla, esto significa que cuando leí el libro, imagine algo, sentí emociones determinadas que si intentase explicarlas en palabras, tal vez y solo tal vez si lo hiciera de una manera muy vívida y espontánea, efectivamente haría que a la persona que se lo estoy contando, viera lo mismo yo y fuera capaz de sentirlo: pero si no lo hiciere así el mensaje del camino de la comunicación se vería truncado, porque el otro locutor no lo capto por completo.

Es por esto que menciono en el párrafo anterior que primero, felicito a J.K. Rowling porque a nivel mundial, logro el objetivo de comunicar de manera efectiva a través del arquetipo envuelto en Harry que: la soledad, la fuerza de la amistad, el amor y la lucha constante, son como los primeros rayos de luz que anuncian el advenimiento de tiempos mejores, marcando a una generación de por vida.

Y en esa generación no solo están los fans de hueso colorado, como mi amigo Farid que hasta la fecha sigue haciendo referencia enfática de su afición por el personaje inglés, sino también a los lectores de closet que buscan los cinco minutos (que se vuelven horas), para dedicar un rato a liberarse, de cuando en cuando.

En segunda termino, me permito aconsejar que si un libro ya está disponible en su versión cinematográfica, antes de ver la película, se den la oportunidad de ser Tarantino, Hitchcock, del Toro para obra literaria de su predilección: cambien, ambienten, dirijan a su gusto los cambios de escena, el sonido los personajes y su performance. Porque no hay mejor proyector que la imaginación y los ojos del mismo lector.


Por último, esta canción ¡si le hace justicia a las escenas de Harry Potter y las Reliquias de la Muerte! (claro, según mi visión)


Rosario del Carmen Flores Vallejo




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