Dilo y tal vez lo recuerden, Escribelo y si lo olvidan volverán a leerte.

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viernes, 24 de mayo de 2013

Amor del futuro

Amor del futuro

Rosario del Carmen Flores Vallejo

Una de las historias de la NASA cuenta que: en alguna galaxia lejana, en un tiempo o espacio que quizás, nunca lleguemos si quiera a pensar ahora, posiblemente seres extraterrestres se asombrarían al encontrar una vieja nave espacial procedente de la Tierra. Esta sonda está congelada, situada probablemente lejos de su planeta de procedencia. Fria así como el espacio infinito en el que circula, en su núcleo de energía donde ya expiró de gasolina. Quizás llegue un mensaje de amor… ¿o quizás no?
Pero aun así la sonda Voyager (Viajero, en español) podría hablar a quienes la encuentren con el Disco de Oro dentro de ellas. Si el Disco de Oro que está adherido a un costado de la sonda, se lograra descifrar por algún extraterrestre, se sorprendería mucho, porque Voyager tiene una historia de ciencia…y una historia de amor para contar.


“A veces creo que hay vida en otros planetas, y a veces creo que no. En cualquiera de los dos casos la conclusión es asombrosa” Carl Sagan

Era el año de 1977, y la NASA estaba preparando el lanzamiento de las dos sondas Voyager, las cuales viajarían a los planetas exteriores del sistema solar. Las sondas 1 y 2 volarían entre los planetas gigantes y gaseosos y, después de una loca recolección de datos, serían lanzadas como con una honda hacia afuera del sistema solar.
Estas naves espaciales estaban destinadas a convertirse en mensajeros interestelares. El personal de la NASA pidió a Carl Sagan que preparara "algún mensaje para una posible civilización extraterrestre, a 9 meses del lanzamiento. Un miembro del equipo de Sagan describió que en este proyecto se arriesgaba nada menos a ser el llamado Primer Contacto.
Las sondas Voyager llevarían una selección de la mejor colección música de la tierra, una galería de fotos del planeta y de sus habitantes y un ensayo sobre sonidos de la Tierra, tanto de sonidos naturales como tecnológicos, con su debido soporte.
Frank Drake (radioastrónomo) fue quien se convirtió en un miembro clave del equipo de Sagan, sugirió un disco fonográfico. Según uno de los cálculos, las marcas del disco de metal serían adecuadamente resguardadas podrían durar cientos de años en el espacio interestelar, erosionadas principalmente por una muy leve llovizna de impactos de  ondas.

¡Escoger el contenido del disco fue algo agotante ¡ Ya que sólo alcanzaba para unos 90 minutos de música y poco más de cien imágenes.



Ad Asta Per Áspera: Por el sendero áspero, a las estrellas.

Entre la música occidental, se escogieron la 5ta. sinfonía de Beethoven y Johnny B. Goode, de Chuck Berry, y para el pesar de los extraterrestres un grupo de canciones selectas de Jefferson Starship, quedaron descartadas. De este modo, también se pudo armar un conjunto representativo de saludos cortos, comenzando por el idioma sumerio, uno de los más antiguos que conocemos, y terminando con el saludo de un niño estadounidense de cinco años: "Saludos de parte de los niños del planeta Tierra".



Jefferson Starship no debió ser descartado, ¿no creen?
Las naves espaciales Voyager despegaron con 118 fotografías, 90 minutos de música, saludos en 55 idiomas humanos y un lenguaje de ballenas, un ensayo con soporte de audio que contenía desde pozos de lodo burbujeantes hasta perros ladrando y el estruendoso despegue de un cohete Saturno V…además de las ondas cerebrales de una joven  mujer enamorada: Ann Druyan.
Una muestra de las ondas cerebrales de Ann Druyan, grabadas el 3 de junio de 1977.




"Mis sentimientos de mujer de 27 años, locamente enamorada, están en ese disco" Ann Druyan

"El 1 de junio de 1977, Carl y yo mantuvimos una maravillosa e importante conversación telefónica", recuerda ella. "Decidimos casarnos. Para ambos, fue simplemente un momento de esos en los que se exclama: ¡Eureka! —la idea de que podríamos haber hallado la pareja perfecta. Fue un descubrimiento que se ha reafirmado de incontables maneras desde entonces".
Los ecos de aquel momento reverberaron en su mente durante la grabación. “Será verdadero dentro de 100 millones de años. Para mí, las sondas Voyager son una especie de alegría tan poderosa que me aleja del miedo a morir".
Podrán tener los sonidos y la música y comprenderlos pero al único ser humano que tendrán oportunidad de conocer verdaderamente es a esa joven mujer —lo cual no es una mala elección: ¡Música de la mente y el corazón!

Rosario del Carmen Flores Vallejo



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