Dilo y tal vez lo recuerden, Escribelo y si lo olvidan volverán a leerte.

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viernes, 6 de diciembre de 2013

¿Ceja o Bigote?



Rosario del Carmen Flores Vallejo

El pelo que crece en la cara, tanto de varones como de mujeres, "y más en las mexicanas"  haciendo remembranza al comentario de cierto cantante español, en algunos casos sirve para cubrir defectos del rostro, o las cicatrices de la piel, y en ocasiones como adorno según la moda. Sin embargo, hubieron personajes emblemáticos para la Historia, que hicieron del vello facial algo más que una moda, lo hicieron su ícono, su marca, un sello y podría decirse que hasta un legado para que los recordaran a ellos y sus obras, buenas o malas, para la eternidad.

De entre los íconos velludos más interesantes, destacan los dos pintores carentes de lógica, mas nunca de sentido: la uniceja de Frida Kahlo y el afilado bigote de Salvador Dalí.
Dalí, desde pequeño, nunca supo ser alumno mediocre y bajo la instrucción de su madre, pero aún más de su primer maestro Esteban Trayter y de su padre, no tuvo otra que aprender a ser ateo, entre la frase "la religión es cuestión de mujeres" y la  gran colección de filosofía de Voltaire acumulada en los estantes de la biblioteca paternal. 

Así, hojeándolos aprendió que "dios no existe", ¡pero cuando conoció a Nietzsche, se hizo conocedor de la defunción del mismo dios! Poco después, Dalí plasmaría que Nietzsche en lugar de confirmarle en su ateísmo, hizo que germinara en él las interrogaciones y la duda, que son previas al entendimiento de la esencia de lo divino, pensamientos que plasmó en su Manifiesto en 1952.

Dalí, en la plena flor de su juventud, vivió cuatro años interesantemente nietzscheanos,  al ser encarcelado en Gerona por motivos políticos. Situación que le agradaba plantear en términos de su obra, ya que al igual que él era incomprendida e injustamente acusada por los  niños (críticos de arte, como él así les llamaba). 

Al término de este tiempo,  Dalí se reveló y se volvió héroe; y esto último, le valió la expulsión del lecho familiar, pero con ello la triunfante recepción de aquel superhombre en los brazos una supermujer: Gala.


Si viviera Gala, seguramente se la dedicaría


Fue entonces que Dalí tomó un interés particular en la corriente surrealista y decidió deshuesar hasta el último componente de las consignas y los temas del mandato que lo dirigía; pero se apegó tanto a dichos decretos que según dice “se convirtió en el  único surrealista integral”. Sin embargo, su maestro André Breton, sus colegas y demás personajes consideraron el resultado de su apego como obsceno y grotesco, por los elementos escatológicos y repulsivos que en ellos se desplegaba. Su integridad hacia el surrealismo, le fue merecedora de la expulsión del movimiento. Es así que, fue exiliado de aquella corriente artística, tal y como se lo profetizó su mujer, a quien como buen esposo eventualmente ignoraba, pero esta acción fue un tanto absurda, porque sin los bigotes de Dalí, simplemente no habría surrealismo; Dalí puso en el mapa al arte, su arte, que en sus palabras "es él".


Estaba un español y un mexicano, y entonces…


La uniceja, contemporánea de Dalí, tenía algunos matices de surrealismo, pero eso sí nunca lo aceptó, ya que aseveraba "no pintaba sueños sino su propia realidad". Ya en 1923, al tiempo que los bigotes empezaban a dar pinceladas hacia el cielo,  Frida Kahlo había pasado sus primeros años revoltosos (y nunca mozos), en compañía de su familia y sus amigos del grupo de izquierda Los cachuchas, liderado por su primer amor.


Polvos dorados volando en el impacto… la historia va comenzando

Fue la Casa Azul en el Distrito Federal, aquella que la vio nacer y morir en Coyoacán, la que contempló con asombro el largo y agonizante periodo de sanación de un cuerpo tripartido, después aquél trágico accidente que marcó la psique y la vida de Frida, para dar vida a la obra plástica que inmortalizaría su ceja en el tiempo.
Si bien dijo el gran amigo de Dalí, Federico García Lorca que "los bigotes constituyen la constante trágica del rostro del hombre", la uniceja también debería ser considerada (¡y creo que ya lo es!) como el bosquejo de la tragedia en el rostro de una mujer; si acaso una tragedia parcial; ya que, si bien truncó una vida como estudiante de medicina, frunció más el ceño de Kahlo al lanzar su mirada coqueta para juntar su camino con el del Panzón, algún tiempo después. Si, ¡para hacerse más dramática! pero muy bien acompaña durante su existencia; la existencia ella se esmeró en perpetuar desde el primer autorretrato que pintó.
La diferencia entre un loco y ellos, es que ellos no estaban locos. Fueron los estandartes de un periodo revolucionario. En España, Dalí como reaccionario contra lo común y lo corriente del fascismo romántico y burgués destruyo y reconstruyó desde el núcleo subatómico del surrealismo el sentido del sueño y la realidad que se vivía, que vivimos. En México, Frida abrió, no sólo su pecho (casi literalmente), sino también la puerta a la fuerza femenina expresada en su arte, a través de delicados toques con el pincel, como queriendo resanar las huellas de un dolor más allá de lo físico.
Es así que no tiene porqué ser ¿ceja o bigote?, mejor un poco de genialidad de cada uno de estos dos locos, que no hicieron más que pintar y soñar.


Mejor que Mickey Mouse
Rosario del Carmen Flores Vallejo