De rosas domesticadas y ayeres olvidados
by Rosario Flores Vallejo on Thursday, December 9, 2010 at 4:42pm ·
“DE ROSAS
DOMESTICADAS Y AYERES OLVIDADOS”
Resulta ser
que entre las cosas que había que hacer hoy era leer, (como parte de una
promesa hecha) y descubrí no solo lo empolvados que estaban mis ojos sino
también mi imaginación y el concepto de amistad.
Así pues
mientras leía, el curioso personaje me informaba con esa voz juguetona (y
espero no me juzguen loca por escuchar voces) del abandono que he tenido por
las cosas serias de este mundo.
La seriedad en nuestros días diría yo está
sobrevaluada algo así como los amigos están descartados.
Seria y
numéricamente, les puedo decir que de acuerdo con datos del INEGI (datos del
2009) un mexicano de 16 a 20 años de edad le dedica más tiempo a ver
televisión, escuchar radio y usar el internet con un porcentaje de alrededor
del 8.92% de su semana.
Que si hacemos los cálculos son 15 horas a la semana,
que si lo asimilamos mas corresponde a aproximadamente 1 día hábil de trabajo
y/o descanso sentado en frente de un monitor “haciendo amigos”, estudiando,
leyendo o simplemente navegando por el inmenso mar de la Internet. Así es, como
náufragos nos encontramos en estos días en este mundo que efectivamente está
TELE-comunicado, siempre a distancia.
Poco a poco se hace más pequeña la brecha
entre el significado del contacto personal y estar en contacto con una persona,
con un amigo, (De acuerdo con mi lectura estos números resultan ser importantes
aunque siempre son efímeros: en peligro de extinguirse… para,
desafortunadamente, dar cifras aún más grandes en años posteriores).
Abandonando
“lo serio” para atender a lo importante es necesario decir que: no todo se
puede hacer a distancia, nada crece, nada madura sin la necesidad de que esta
cosa cualquiera que fuere, necesite una atención un cuidado y más importante
tiempo.
El tiempo
crea lazos, recuerdos y en esos recuerdos seguramente hallaremos sonrisas y
lágrimas. Y es en esos momentos que nos daremos cuenta que de una u otra
manera, efectivamente, hemos sido domesticados.
Por la familia, por los amigos,
por la amistad, el amor…
En todo hay un lazo que nos mantiene unidos a esas
personas que han dejado su huella en la arena del desierto que parecía ser la
vida …de pronto ya no estamos tan solos.
Dediquemos
más tiempo a lo importante y seamos serios moderadamente. Soy una rosa domesticada por el calor de una familia, por el agua fresca que brindan los
amigos, por las memorias de un pasado que poco a poco se entretejen para
vislumbrar el sol del mañana.