Sanar
̶
Escuché mi paso tranquilo al ritmo del crujir de las hojas del periódico
dominical, mientras de entre mis manos rasposas y llenas, como Saturno, de
lunas y lunares manchas parduzcas decoloradas tanto en matices sepia, cobrizos
y grisáceos, con el mismo tono del ejemplar noticioso, le di vuelta a la
primera página.
Llegó
una chica de cabello corto y negro como matizado de cobrizo. Comenzó a darle de
comer a las palomas con una hogaza de pan de caja. Volteó súbitamente, como
espantada, al momento que jadeé y tosí ásperamente. Ella abrió sus ojos cafés
grandotes, grandotes… y me sonrió.
Me
ruboricé y volví mi mirada hacia el periódico. Continué mi habitual lectura con
la sección de esquelas y proseguí con las quejas. ¡Claro! con la respectiva
mentada de madres, bien justificada, cuando llegué a la sección de política del
Reforma.
̶
¡Qué desmadre con estos tiempos!
Refunfuñé, cuando detuve mi lectura por la
calle al mismo tiempo que descansé mi cuerpo en una banquita frente la Fuente de Cibeles entre Oaxaca, Durango y Medellín.
–Puras
carencias, muertes, porros, hambre...
¡puro desmadre!- reafirmé y siguí con la queja. -Yo no sé, ¿qué más malo puede
haber que la soledad? todo tiene solución… ¡todo, menos la muerte! Pero estos
jóvenes modernos no lo quieren ver…
Hice
un silencio. La chica de cabello corto y negro siguió ahí sentada junto a mí,
escuchando.
̶
¡Qué lástima!- dije entre un suspiro - Creo que hasta se quieren morir más pronto
con su mota, churros, mona; ¡Mona! ¿Qué tarugadas son esas?
Son
idiotizantes. La juventud se ha perdido, dormida entre sus chingadas amapolas y
los pobres quedaron muertos en sus campos de peyote.
A
mis 70 años, con mis cienes platinadas y ojos cansados, con mis culpas y
reproches, y sin nadie a quien dejar un legado. Aunque sea una pizca de lo que aprendí de la vida, me hubiera gustado tener a
alguien. Instantes después decidí seguir con mi soliloquio. Me aislé del pitido
de los Datsun y los Renault, las ambulancias, patrullas, los
gritos de los transeúntes, para rumiar sus penas.
̶
¡Que fregados! Ya pasaron tantos años, pareciera que fue ayer cuando tuve 9
años y yo atrás de mi papá- una risa se asomó entre mis comisuras- Ahí estaba
yo: chingue y chingue que me enseñara a forjar el hierro para las piezas de la
locomotora.
Mi
padre fue pailero durante la Revolución, encargado de fabricar las piezas de
precisión para las máquinas de transporte.
̶
¡Ese mi papá! …como me gustaría abrazarlo de nuevo -pausó y se llevó la mano a
la frente llena de relieves -¡No, pero si era bien cabroncito! Le pegaba a mi mamá.
¿Para que me acuerdo de esto?
En
fin allá en Durango, en las montañas
del norte, todo era diferente; eran otros tiempos. Pues así era en 1924, cuando
disque me enrolé a las fuerzas revolucionarias. Todavía era yo un niño. Me
apodaban “El General” por lo güerito.
Lo bueno que se acabó todo a las dos semanas de mi inscripción a las tropas. Porque
de lo contrario tantas batallas me hubieran matado más…hubiera quedado tan
herido, tanto por fuera como por dentro.
̶
A todos mis hermanos, los diez, los vi morir. ¡Yo soy el más chingón!
Y
fanfarroneé cuando moví mis bigotes de
brocha gorda de izquierda a derecha al alzar sus cejas con aire taimado.
̶
Seguí caminando, aún con todos estos años encima, ¡pero sigo!
Mencioné orgulloso, al momento que
concluí mi sentencia. Se elevó mi voz aguardentosa con brío, y espanté a una
niñita que caminaba por la acera con un globo multicolor, igual que sus
trenzas. La pobre perdió su globo.
Recobré
el aliento después de mi declaración de supervivencia y volví al discurso
quejoso.
̶
Son tantas las historias hechas fantasmas, que se mueven burlonas entre las
cortinas roídas y parchadas; así como las que están en los Multifamiliares Juárez. El viento y la tierra se llevaron todo, me
lo quitó todo: la tierra y el viento, sólo me dejaron eso: el tiempo. Este
tiempo que se me dio, al que la vida y mis deseos me condujeron…me condenaron.
Recuerdo
cuando fui el “corre ve y dile” del
Maestro Francisco Montoya, ¡ese canijo!- dije con una mueca de añoranza- Creo
que debí haberle hecho llegar mis comentarios sobre sus murales. Debió haberle
puesto más corazón de México y no tanto mugre agachón y sin temple, entre las
paredes y sus pinceladas. Debió haberle puesto más huicholes, tarahumaras o
coras. Gente con los tamaños
suficientes, para mostrar fuerza. Así chaparritos y todo: rebeldes y leales, así
eran los verdaderos mexicanos… – y corrigió al instante- ¡Así somos! Ya decía
yo que no era cuestión de matices dorados;
al mural le faltaba bronce: color de
nuestra raza.
̶
Pues sí, aprendí orfebrería.- dije echándome porras.
Aprendí
más que nada para hacerle justicia a lo que me enseñó mi papá. En la escuela de
oficios, cuando con Cárdenas hubo progreso en el Estado y el País, en materia
de educación, le saqué provecho para hacerle unos zarcillos a mi novia… pero al
final Gloria me dejó por el mediquillo del pueblo. ¡Esa desdichada…mala mujer!-
una lagrima corrió vertiginosa entre mis belfos con arrugas. Pero Eva me cuidó.
Pasé
media hora en llanto ahogado luego de dos horas de reclamos a la vida y tomé el
periódico de nuevo, y con voz más calmada reflexioné-¡Bueno ¿ya qué más queda?!
Ahora pura chamaquita embarazada; de esas que van y botan a sus bebés en cualquier lado.
Mocosos con sus drogas y nada de escuela…ya ni si quiera la que da la vida. Religiones
y credos que no tienen fe. Quieren
reformas y justicia y no hay ni siquiera orden en sus cabezas. Están todos
descarriados…
Me
levanté de la banquita y emprendí de nuevo el viaje.
-Ahora con esto del terremoto…apenas estamos
saliendo adelante. Sólo ha pasado un mes. Todavía la muerte nos ronda. El
tiempo, es nuestro verdugo.
Se
dice que el tiempo lo cura todo; pero a veces no vivimos bastante para hacer
esa prueba. Me falta sanar aún.
La
chica de cabello corto y negro se quedó en la banquita. Se quedó inmortalizada
en mi recuerdo de igual manera.
Tomé
mi periódico, mi vejez, mi tiempo y partí a buscar de los gallos el alimento.
Rosario del Carmen Flores Vallejo
Paloma de Marsella
"The only universal constant is: The Constant search for Truth”
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