Por: Rosario del Carmen Flores Vallejo
La
experimentación en animales es una práctica científica, que desde sus inicios
hasta la fecha, ha brindado grandes avances en el estudio de diversos
padecimientos en las especie humana; el análisis de la toxicidad de los
compuestos y factores ambientales a los que está expuesto el ser humano; así
como el desarrollo los medicamentos o nuevos tratamientos y tecnologías para
atender dichas enfermedades y otras alteraciones. Estos logros representan un
gran beneficio para la humanidad. Sin embargo, derivado de la experimentación
con animales uno de los principios bioéticos (quizá el más importante): el
respeto por la vida de otro ser, ha sido descuidado y puesto en segundo
plano mientras se desarrollaban los experimentos.
Afortunadamente,
hoy en día el interés de la sociedad en
retomar los valores éticos y ponerlos en
prácticas en las decisiones personales (ya sea al tomar el papel de
ciudadanos o de consumidores), ha
obligado a que los demás actores sociales (Gobierno, Empresas e Instituciones
Educativas y Medios de Comunicación) los apliquen como ley, norma, o estándar
de calidad. Ya que con esto, se promueve el salvaguardar la dignidad e
integridad de los seres vivos en los cuales se está realizando la
experimentación y como resultado final se
podrá lograr un beneficio aún mayor que el que se tenía inicialmente para los
fines que beneficiaban únicamente al hombre y sus intereses.
Personalmente opino que la experimentación en
animales es necesaria. Pero dicha experimentación debe estar justificada. Con
esto último hago referencia a que, previo a seleccionar la experimentación con
animales como el modelo de validación experimental, se debe considerar: la
necesidad, la cantidad y la practicidad de hacer dicha selección.
Si el experimento
busca la evaluación de un efecto a nivel local, entonces la experimentación con
animales no es necesaria y se debe buscar un reemplazo en otras técnicas
experimentales. Existen diferentes técnicas in
vitro y modelos computacionales que pueden ser útiles para lograr el
objetivo anteriormente mencionado.
En caso de que el
objetivo del experimento necesite probar
a nivel sistémico un efecto, entonces se tiene que considerar el reducir la
mayor cantidad de animales a utilizar. Para esto, el contar con el
asesoramiento de un experto en estadística para realizar el “cálculo inverso”
de la cantidad necesaria (exacta) de animales a ser usados en el experimento. O
apoyarse de la experiencia de los Centros de Investigación especializados en la
experimentación con animales y solicitar sus servicios para llevar a cabo el
experimento en completo apego al cumpliendo con las regulaciones, de mejor
manera posible. Por otro lado, también es necesario que dentro de las prácticas
en la experimentación con animales se refinen las técnicas usadas en los
protocolos para evitar también la mayor cantidad de dolor en el animal que se
esté usando. Esto se puede lograr a través de la investigación y desarrollo tecnológico
de nuevos compuestos químicos tranquilizantes, nuevas cepas de animales poco
sensibles, así como instrumental de laboratorio y equipos de análisis con mayor
sensibilidad y precisión.
En
conclusión, si bien es cierto que la experimentación con animales por mucho
tiempo omitió en las prácticas el respeto por la vida de los seres en los
cuales se estaba experimentando. También es cierto que a raíz de discusión de
la problemática generada y conscientización de todos los grupos sociales
involucrados y beneficiados de la experimentación en animales, se ha logrado la
reevaluación y replanteamiento de dichas prácticas en torno a la aplicación de
las 3Rs: Reemplazar, Reducir y Refinar en las prácticas con animales. Así al aplicar
los principios bioéticos y contar con la legislación suficiente en la
experimentación con animales, así como las alternativas a su uso, ahora se
puede tener un beneficio mayor y mejor
al integrar el respeto de los derechos del hombre y de los animales en el
resultado final.
Referencias:
Referencias:
Barrios,
E.; Espinoza, M.; Leal, U.; Ruiz, N.; Pinto, V.; Jurad, B. (2011). Bioética y
el empleo de animales de experimentación en investigación.
Salus vol.15 no.2 Valencia
Pardo-Caballos, A. (2005). Ética de la experimentación animal. Directrices legales y éticas contemporáneas. Cuad. Bioét. XVI, 2005/3ª 393-417. [2] I. A. S. Olsson, P. Robinson & P. Sandøe (2010) in: Handbook of Laboratory Animal Science, Vol. 1, Third Edition: Essential Principles and Practices
J. Hau & S. J. Schapiro (Eds.). Ethics of Animal Research. CRC Press, Taylor & Francis Group. Consultado el 02 de abril del 2014 de: http://www.crcpress.com/product/isbn/9781420084559
Ligas de intererés:
http://ntp.niehs.nih.gov/?objectid=6288C486-CFF1-8A95-D6F2CCED6B6CC819
http://www.unav.edu/departamento/experimentacion-animal/#metodosalternativos
http://www.statsols.com/trial-sign-up-form/
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